Nos gusta desaparecer.
- Carlos González
- 29 may 2016
- 4 Min. de lectura
"La Escafandra y la Mariposa" es un resalto, un júbilo de mi presente. Es una película que vi si no mal recuerdo en el año 2012. Un joven escritor de Francia sufre una embolia masiva al grado de dejarlo en coma después de tres semanas y entra en un estado que vagamente denominamos "vegetal". La realidad es que también se le conoce como "síndrome de cautiverio". La comida, el tacto, la comunicación, la voluntad, el amor se le escurren de las manos en un segundo sin causa ni motivo alguno. Se trata de una muerte destinada de la cual prefieres no sobrellevar, mas bien desearías morir de una vez. Sin embargo solo prevalecen dos cosas que siempre he creído llenos de inmortalidad: la memoria y la imaginación. A partir de dichos elementos Bauby construye un nuevo mundo, un nuevo lenguaje del cuál muchos hablan, aprecian pero en su mayoría desconocen y discriminan. El individuo que carece de sus incapacidades hoy en día suele generar incomodidad en las personas como si todos los "normales" fuésemos mejores. La realidad es que a través de éstas personas se visualizan nuevos espejos: el autoestima, el conocimiento, el respeto y sobretodo la humildad. No solo es el cuerpo físico quien se puede vencer,quien sin justificación alguna se rinde, también la enfermedad "social" cobra mayor sentido. "Perfect Sense" es otra de las obras majestuosas de Eva Green, quien a través de su cuerpo nos transmite otro mensaje que por momentos pareciera ajeno. No, no gozo; se trata de la infección y transmisión de una enfermedad que destruye sentidos, como el flujo del terrorismo que día a día corre como el viento y destruye familias. No es placer. La gente se desprende de su olfato, del gusto, de su oír y finalmente de su vista. Si he decidido iniciar con estos relatos es por que además de disfrutar aprovecho recomendar, es por que entre varias cosas una de ellas es: el desprender de las cosas. Hoy pongo en tela de juicio estas personas "ficticias", entre comillas pues en el día a día muchas buscan abrir los ojos y sobrellevar su vida con normalidad aún en la adversidad de la inmovilidad, y lo sé de corazón pues mi hermano es una de esas personas que busca espacio entre lo oscuro del pensamiento que hace daño en el ser que se hace llamar racional. Nadie lo es, nadie se priva del miedo, de la vergüenza, de la tristeza, del fracaso. Ahí radica la verdadera discapacidad del ser humano y no en la involuntad del cuerpo humano. La gente se priva de muchas cosas a través de los años, buscando conocer nuevas personas, nuevos modales, nuevos ideales, nuevas realidades que en su mayoría no le pertenece, no nos pertenece, pues me siento parte de dicha degradación y estoy triste. Un ejemplo basto y cotidiano es cuando uno conoce alguien en la escuela, trabajan juntos, beben algo, se distraen, debaten y al final cada quién se casa con su juicio personal (trabajo). Estoy hablando de lapsos en los que nos necesitamos pero sabemos que nos alejaremos. The Doors en Hyacinth House expresan la ausencia voluntaria para prevalecer, para saber que estamos solos en este recorrido llamado vida. "Necesito alguien, si, que no me necesite". Ahí, la etiqueta no debería desprenderse jamás, pues es una sentencia de vida que a partir de la adolescencia nos adjudicamos para pecar y sufrir. Podría sonar un emblema pesimista pero no lo es. Las personas somos seres estacionales, somos un estéreo musical en la que los cables se adhieren según indique el instructivo y en cuanto dejemos de sonar sabemos que seremos reemplazados. No es pesimismo, es realidad. La enfermedad, la soledad, la superficialidad, la realidad, son terrenos de discapacidad, y lo escribo pues conozco a través de mi mismo o de alguien más dichos contextos. Aún sabiendo que conociste mucho a una persona ésta llegará al clímax- suficiente para dejarte de hablar- sin razón alguna pues siempre llegan nuevas personas. Soy, me atrevo a decir, de la gamma de entusiastas que aún creé en el recuerdo como si fuese un libro- Baudelaire lo dijo: "Nosotros tenemos, es verdad, naciones corrompidas, de los pueblos antiguos, bellezas ignoradas". Hablaba como muchos del recuerdo del que muchos lloran, siempre por la ausencia, ya sea material, amorosa, física, moral, pero jamás dejará de ser emocional. Perfect Sense (spoiler) termina encontrado el más y sincero sentido común, el que hoy me permite escribir pues soy- he de confesar- víctima del desprendimiento: No hay mejor sentido humano que el amor. Es cursi, lo sé, demasiado, pero no es una película, ni son libros, ni es música. Es la experiencia que transmito pues lo he vivido y no por que he estado enamorado, simplemente lo digo por que reconozco sin miedo que soy de los que a veces carece de emociones y se envenena de miedo, si, como un discapacitado. Somos discapacitados de la verdad, de las emociones. Continuará. (Nunca termina).

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