Seres Humanos antes que artistas.
- Carlos González
- 21 sept 2016
- 4 Min. de lectura
El día de ayer 20 de septiembre, en el bar Pata Negra de la Condesa se graduó un proyecto más de Discos Panoram. A continuación hablaré un poco más respecto a la alternancia de construir, editar e innovar con música en México, situación que se ha traspapelado a lo largo de 15 años y que ha creado dividendos en la producción artística, no solo de música sino además de otras corrientes. De igual forma pretendo crear un umbral para quienes aún desconocen la iniciativa de este colectivo, Discos Panoram. Mucho se ha hablado de la transformación de la música, de su forma de llegar a los oídos más exigentes y del romanticismo de consumir música físicamente que siempre recordarán con una sonrisa en el rostro los adultos de hoy en día. Lo cierto, a todas luces, es que la música siempre ha sido un aliado de nuestra historia, encuentro de multitudes que se justifican con increíbles festivales y un estímulo de crítica para evidenciar un buen o mal momento pero la realidad es que detrás de una melodía hay un proceso complejo que incluso discrimina puesto que el negocio es desde luego un propósito. Pero la discriminación que se ejerce no es voluntaria del medio que te produce, sino, en lo personal, es consecuencia de la exigencia de calidad que implica acortar el afortunado exceso de proyectos que en 2016 se ve, que se alimentan del flujo de transmisión como lo es el Internet y que invariablemente posiciona a unos y en el camino se quedan otros. Por que el ser músico es una exigencia que el fanático pocas veces ve, por que el prejuicio del rockstar si afecta y por que la música si cuesta; son éstas las sentencias que aluden a la exigencia y no necesariamente a la discriminación. Lo cierto es que a raíz de la entrada del nuevo milenio, el creciente número de propuestas alternativas que no encajaban con el lenguaje de las compañías discográficas sufrió una ruptura con las cláusulas de las mismas. La consecuencia de la ruptura fue bipolar, por que no solo implicó abrir espacios a la libertad de expresión sin que se interpusiera un guionista de tu creación,fue también el desvanecimiento de una inversión que mínimo garantizaba trabajar en un estudio de calidad. Conscientes del frágil contacto de las disqueras con la nueva música y la nueva forma de interpretar, Zoé no solo venció prejuicios en base al riesgo de abandonar un sello discográfico, sino que optó por la maestría de un grupo de individuos forjados por la experiencia que implicó el rompimiento del paradigma musical, de la dicotomía del proceso análogo y digital. La calidad y el éxito no solo recae en la piel de una banda, es decir de sus intérpretes, sino de la familia que conjunta llevar a cabo un proyecto desde el escritorio hasta el escenario, de las luces hasta los videos, de las letras hasta las giras, etc. Eso, yo lo llamo madurez y no ego como se piensa como espectador y que defiende bien la sentencia oscura de Nolan: "Si eres bueno para algo no lo hagas gratis". Actualmente el consumo de música se rodea de un consumidor exigente, influenciado por una bola de nieve musical que adopta canciones y no discos enteros y que dentro de lo malo siempre hay algo bueno, es más fácil que a sus oídos se reproduzcan todos los días nuevos sonidos. Zoé reconoce que la música no es entera, que no hay fórmula que dure para siempre y por ello era necesario reconciliar el contacto de las bandas emergentes con los sellos discográficos de un país, que permitiera la descentralización y así dar voz a los proyectos de otras regiones, estados y comunidades. La ruptura de fronteras llevó a la unión de Zoé con Universal Music en pro de nuevos proyectos, por amor a la música y por consolidar un esfuerzo de más de 15 años. Así nació Panoram, un laboratorio que alberga el resultado de una búsqueda entre amigos y coincidencias y que refrescan el escenario de futuras generaciones. Ese cultivo fresco se evidencia con la producción sonora de largometrajes y que recapacita de igual forma como un sello discográfico independiente, producto de la fusión de la cuál hablaba y ahora permite exponer nuevas bandas de forma emergente no solo con la distribución de un EP, sino abriendo shows o graduándosecomo Andrea Franz lo hizo la noche de ayer y que hoy me incita a reflexionar sobre esta apuesta e ir contra la visión de un sector conservador -grande aún- del mundo. Y es que ayer sobre el escenario del Pata Negra no solo vi a una mujer entusiasmada y comprometida con su música y con ganas de devorar al mundo, vi desde luego la culminación del esfuerzo de una familia que hoy rinde frutos. Eso me reconforta como espectador pues desde el otro lado el mensaje es otro al de 10 años, donde la intérprete no solo adopta un discurso musical sino artístico, que se comunica como ser humano en redes sociales y persona. Panoram adopta y reproduce seres humanos antes que artistas y eso es de destacar y prestar atención ante un presente desigual y consumista.

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